Quasi adagio
Amador Palacios
1
Hallo un defecto en los cuartetos de cuerda de Beethoven: el de Bonn los concibe como una sinfonía. Y el cuarteto de cuerda, a mi juicio, ha de tener una intimidad que lo aleje de la férrea estructura, tan expuesta al exterior, que siempre conlleva una sinfonía. Y eso es un fallo, pues, en el mejor de los casos, el cuarteto de cuerda beethoveniano no se acomoda al decurso que le es propio, si bien las notas se suceden con la perfección que les otorga el mejor trecho sinfónico.
2
Todo tiene que ser civil. La introducción de lo religioso en los actos consuetudinarios es nefanda. La ley de la aceptación del silencio encubridor que se da en nuestra religión es en verdad nefasta. Los verdaderos feligreses deberían utilizar su creencia como los poetas usamos de la poesía. A los poetas ni se nos ocurre dictaminar que nuestras leyes poéticas vayan a regir la marcha del mundo, de la sociedad. Sería un absurdo, un disparate y un dolor. La poesía, Ángel Crespo dixit, es la única religión que santifica a sus herejes.
3
Hay ciertos ámbitos en los que uno cuida de la herida pero descuida la enfermedad.
4
Nos sumamos en la Plaza de España a la salida del grueso, varios millares, de pacíficos manifestantes que, deambulando, enarbolaban su protesta contra la imposición de los recortes (sociales, económicos) por parte del Gobierno de la nación. Pero al iniciar la Gran Vía, a la altura de Callao, abandonamos filas e hileras dirigiéndonos a gastar en El Corte Inglés. ¡Qué le vamos a hacer!
5
Esa noche Juan de Mairena había padecido insomnio; ojeroso, por la mañana, al entrar en clase, les dice a sus alumnos con cavernosa voz, algo cascada: “Acentuad esto: En tiempo de los apostoleshabia unos hombres muy barbaros que se subian a los arboles y se comian a los pajaros”. O no lo acentuéis y haced, tal como está la frase, una poesía, pues holgadamente se puede.
6
Fuente Dé
Es la hiel de los robustos farallones que conforman el circo: esas nubes deshilachadas con amargos flecos que contumaces ramonean en la vegetación lapidaria. Tan empeñadas en hurtar la brillantez del día. Cual rapaces se recomponen, acosando las perspectivas, dentro de la oquedad de la estación del teleférico, templete dedicado a Ícaro. Sólo consienten, porque todo en la vida al cabo cede, cristalizando su repulsiva fisonomía en un bellísimo mar de nubes que abnegado extiende sus vocingleras ondulaciones bajo los picachos burlones.
7
Homenaje a Ángel Crespo por su colección de aforismos
Con el tiempo, contra el tiempo
El tiempo es el espacio de la música.
Tiempo y algo de espacio en el ámbito de la poesía, en los surcos del verso.
El espacio es el tiempo, oscilante o quebrado, propio de la pintura. En todo caso, no es un tiempo lineal, sino un extraño tiempo en lo simultáneo.
La negación del tiempo en el espacio de la arquitectura.
Proceso temporal y espacial en la cerámica y la escultura.
Tiempo plástico durante el transparente suceso de la fundición de los metales.
8
Desde mi alojamiento en Ayamonte, junto a consolas desprotegidas, junto a espejos de marcos lacados, y a través de los vidrios, estoy viendo Portugal en la otra orilla y cómo entrega sus postreras aguas al océano, turbadas en los turnos de implacable resaca, nuestro pequeño Guadiana.
He aquí la exuberante metáfora, la palpitante paradoja. ¿Tanto caudal designa que el último tramo de existencia, el fin de la vejez es lo más pleno? ¿O acaso es esta imagen panorámica acumulación de légamo u hojarasca prestos a consumirse, sin memoria, en la inmediata hoguera azul, devorador emblema que se exhibe como signo de eternidad?
Nada se crea sino que se transforma, dice la osada máxima. De todo lo existente sólo pervive el mar, sin padecer ninguna metamorfosis.
9
Rezo por ese pobre hombre que acaba de fallecer, un ignorante que adoptó en vida fatuo papel de páter. Rezo para que pronto purgue su tonto rol en Purgatorio; y cuando ascienda al cielo, tras darle infame bulla al ojeroso Pedro, interceda por nos al realizar el recorrido inverso.
Amador Palacios