Seis poetas de Mendoza (Argentina)
Leandro Calle
Toda selección es arbitraria. Una primera manera de seleccionar ha sido la división por regiones o provincias. Anteriormente Córdoba y ahora la provincia de Mendoza.
Mendoza pertenece a la región de Cuyo que se conforma junto a dos provincias más: San Juan y San Luis. La región está ubicada en el noroeste de la República Argentina.
Mendoza es una provincia de identidad cultural muy fuerte, de capital importancia en la historia argentina y de una frecuente vinculación con el hermano país de Chile. Se la conoce como “La tierra del sol y del buen vino”. Mendoza constituye el principal terreno de producción vitivinícola. Y donde hay vino, es lógico que aparezcan poetas. Resultaría extenso ofrecer un panorama de la historia cultural de Mendoza. Nombro solamente dos hitos que me parecen importantes. En primer lugar en la década del ’60 la creación del Movimiento del Nuevo Cancionero, integrado, entre otros, por el poeta Armando Tejada Gómez, Oscar Matus, Tito Francia y Mercedes Sosa. Artistas de origen mendocino o residentes en la ciudad. El cometido de este movimiento fue la propuesta de una música nacional de contenido popular. Lo lograron. En la voz de Mercedes Sosa, la canción mendocina dio la vuelta al mundo. Mendoza fue el epicentro de este movimiento que supo amalgamar la música popular y la poesía.
En segundo lugar, y un poco antes, a fines de la década del ’40, Mendoza fue la sede del Primer Congreso Nacional de Filosofía. Con importantes disertantes del nivel de Hans Georg Gadamer, Rodolfo Mondolfo, Ismael Quiles, Benedetto Croce, Julián Marías, y otros, el Congreso, logró desplazar la centralización habitual de Buenos Aires como capital y confirmó a Mendoza como uno de los espacios de cultura y pensamiento.
Estos dos hitos entre muchos otros, muestran la provincia de Mendoza como una región de identidad cultural fuerte y madura.
Entre los poetas más destacados de Mendoza, hay nombres insoslayables, como los de Alfredo Bufano, Ricardo Tudela, Américo Calí, Jorge Enrique Ramponi, y otros que continuaron su tarea influyendo a generaciones siguientes, entre ellos Alfonso Solá González (mendocino por adopción) o Fernando Lorenzo, quien representa un verdadero nexo entre aquella brillante generación y los poetas actuales.
Los poetas que presentamos para El Alambique también están enraizados en esta historia mendocina de una u otra manera. Pertenecen a esa región y al mismo tiempo se abren a la universalidad que la buena poesía siempre trae consigo. Son poetas con una voz definida y una trayectoria reconocida en su lugar de residencia. Ahora, a través de El Alambique, llegan a España. Ellos son: Débora Benacot, Carlos Levy, Marta Miranda, Patricia Rodón, Hernán Schillagi y Fernando G. Toledo.
Débora Benacot
Consuelo de tontos
Un poema no cambia el mundo
ni anuda el hambre
ni aplaca guerras
y sin embargo
en el lugar y momento indicados
tal vez pueda ser
una tregua de palabras
embrague de los mundos
cierta especie de alimento.
(De Ácaros al sol, Fundíbulo Ediciones, 2011)
Los hospitales y los aeropuertos se parecen
Hay quien llega
quien espera
quien llora
quien se va
quien huye
gente reunida
en la bienvenida
y otros muy juntos
para despedirse
manos que insisten
en muecas de adiós
ojos de vidrio
empañados
labios que rezan
un mantra protector
para el que parte
hormigueo constante
en los pasillos
preguntas
destinos
carteles
arrivals / departures
Los hospitales y los aeropuertos se parecen
tanto que se infiere
que todos tenemos un asiento reservado
en ese único vuelo
y estamos mortalmente enfermos
de lo mismo.
Los hospitales y los aeropuertos se parecen
demasiado.
(De Pirsin, Ediciones Culturales de Mendoza, 2012)
El Juego
El juego es que no pienses en el juego
el poema es que no hables del poema
pero ahí estás de nuevo
pensando y escribiendo
jugás a resbalarte en las palabras
partís en dos la lengua
soplás más fuerte en mitad del incendio
¿no hacemos eso siempre?
ratón en la ruedita
corriendo hacia la nada
con la tenacidad de un niño
que cuenta en la playa
los granos de la arena.
El juego es que no pienses, no escribas
el juego es que no hables del poema
el poema es que entiendas el silencio
el poema es que no escribas el poema
no has llegado
ni llegarás
ni siquiera podrás asomarte
la victoria no sabe tu nombre
otra vez has perdido.
(Inédito)
Carlos Levy
Poemas de los nombres
No voy al templo
no tengo manto ni Kipá,
no celebro el sábado
no leo la Torah
y el Kadish no sé decir.
ni ayuno en Iom Kipur.
Nada sé de los días de guardar
y Pesaj
sólo es
un recuerdo de pan ácimo,
hierbas amargas,
dulce
y una dulce canción que no olvido por lo dulce.
Pero
tengo un apellido judío de cuatro letras
cuatro abuelos judíos
ocho bisabuelos
y así
hasta el principio de lo que soy;
soy Jacobo hermano de Isaac;
hijo de María y Salomón,
hijos de Raquel y Jacobo
de Rebecca y de Isaac;
mi hija se llama María, mi nieto David.
¿Lo que hay detrás de estos nombres podrán comprender?
Verán
miré debajo de mi piel blanca y un negro vi
y miré más todavía y vi un amarillo,
un árabe,
un abisinio,
un indostano vi y errante me vi;
me he soñado en la vieja Sefarad
y he partido,
recorrido
una y otra vez los mares
y negros naufragios tuve
en cada tempestad de adioses;
Vagabundo en todas partes,
llevo dentro de mí
la memoria de mi abuelo Isaac
y veo,
con sus ojos veo las callejuelas de Estambul.
En cada puerto con él dejé lágrimas
que no secan todavía,
y pude ser boticario,
viajante de telas, vendedor de loterías,
borracho en Tánger,
contador de cuentos en Grecia,
un apartado en Sudáfrica,
partisano en Italia o médico en París.
O pude ser,
un número en mi brazo
moviéndose hacia los campos del gas.
Y si me ven cantar
bailar o beber con fuerza
brindar por la vida
que estalla aquí, allá y más allá,
mírenme muy bien dentro de los ojos
y verán escondida una tristeza.
Sólo soy un hombre
que cuando se canse morirá
para ser luego
un poco de memoria
buscando un lugar en la tarde.
Y si voy a ser un recuerdo,
al ver la estrella vespertina
recuérdenme,
como aquel judío que quería escribir poemas.
(De Dolorata, El judío que soñaba España, 2001)
La pieza nueve
Un resplandor chiquito y mortecino
entra sin permiso por la ventana,
entrecerrada,
de la habitación nueve.
Está casi a oscuras,
pero dicen que el suicida,
rara vez prende la luz;
que busca por vergüenza,
y en esa penumbra,
un recuerdo que contenga algo de piedad.
El hombre,
desde temprano ha hurgueteado en el ropero.
Una envejecida foto se libra,
de la prisión de un cuaderno y lo obliga,
a encender el velador.
Ha encontrado un pedacito de su infancia.
Ahora sabe,
al menos,
que sobrevivirá
hasta el próximo domingo.
De pronto,
se produce en él,
el milagro del hambre.
(De Viejo hotel, 2008)
Marta Miranda
Fauna
No hay amor verdadero sin un poco de inocencia.
Albert Camus
Asomada al balcón de casa
disfruto los últimos
coletazos del verano
El puesto de flores
ya cerró
y en la esquina el movimiento
es agitado
travestis
taxi boys
chicos preciosos
aportan colorido
al paredón de la universidad
Al pasar de las horas
se han ido
han vuelto han subido a los coches
y bajado de inmediato
infinidad de veces
Junto con las horas
pasó la noche
y la pequeña fauna
ralea
En todo este tiempo
no sé si por el puesto
cerrado de flores
o qué
ninguno de nosotros
deshojó una margarita
(De La misma piedra, Ediciones Del Dock, 2004)
Yo no recuerdo la sonrisa de mi padre
Aunque la enfermedad lo devoraba
yo siempre ponderé
la buena salud estética de mi padre:
sus grandes ojos
sus manos alargadas
el aire irónico con que miraba al mundo
Desde su silla
si alguien cometía una torpeza
cosa frecuente dado el lugar
las circunstancias
si me miraba en esas circunstancias
sonreía calladamente
yo tomaba ese gesto como una señal de bienvenida,
de ser parte de su mundo
Sin embargo
yo no recuerdo su sonrisa, digo,
lo material
de su sonrisa
¿Sus dientes eran amarillentos
eran parejos?
En el recuerdo
la sensación es de felicidad
pero la imagen congelada
al mirarme
es la sonrisa que ofrecemos al perro abandonado
que al cruzarnos en la calle nos sigue
mueve la cola, no nos muerde
Creo que es suficiente
con saber que mi padre sonreía
mas allá del recuerdo
para poder creer en la regla de bondad
de todas las sonrisas
de todos los perros
de todos los padres de este mundo
Cenizas
Fue en la época
en que el cielo se oscureció
Allá empezó de noche
por la mañana
la gente se encontró con una noche larga
la oscuridad
a pleno mediodía
Las cenizas del volcán
hicieron que todo
se convirtiera en sombra
estatua colosal
que iba esculpiéndose con lentitud
a cada respiro de la boca
Vos y yo
lo vimos todo por tv
igualmente
y aunque lejos
a miles
de kilómetros de allí
una nube espesa
entró en la casa, cubrió
la foto
de tu cara junto a la mía
y allí quedó
la ceniza, el gris
el peso
de las cosas
nos ahogaron
hasta volvernos
sombra
(Inéditos)
Patricia Rodón
Pornocaut
Primer round
Los ojos van y vienen
los ojos son un animal encerrado en una jaula
los ojos son un teatro antes de la función
las palabras son una multitud golpeando para salir
las palabras son los extras de la escena de terror
los minutos tiemblan como subtes debajo de la ciudad
los ojos son la cara del alma
los ojos son un péndulo en la mano del mango
los ojos son un asalto una matanza en plena calle
las palabras son las suicidadas por amor
las palabras son cartas quemadas en la bodega de un barco
los ojos pasan como muñecos atados a una calesita rota
los ojos son la luna dada vuelta
los ojos son pájaros prehistóricos
los ojos son vampiros amando a su presa antes de devorarla
los ojos son una vendetta.
Segundo round
Las bocas buscan y tiemblan las bocas son ciegos
las bocas son redes arrojadas a las sombras
las bocas son palacios incendiándose
las manos son orfebres tallando los diamantes de una corona
las manos son un pianista tocando un blues
las manos son una avaricia
las manos son grietas abiertas por un terremoto
los labios son grietas abiertas por un terremoto
los labios son enredaderas repletas de flores gigantes
los labios son pájaros cruzando el ecuador
las lenguas son enormes ballenas haciendo el amor
las lenguas son un tren atravesando una montaña
las lenguas son alguien que camina por la arena
los besos son planetas recién nacidos
los besos son balas en la boca del cañón
los besos son una espera una codicia
las lenguas se arrastran como un saxo en el humo de los bares
las lenguas son sabuesos entrenados para matar
las lenguas son rojas como el fuego y la capa de los reyes
el corazón es una banda un rocanrol
el corazón es un boxeador ahogado en un vaso de fernet.
Tercer round
Los cuerpos son un brindis
los cuerpos son dos borrachos abrazados al final del callejón
los cuerpos son acróbatas en un doble saldo mortal
las tetas son naranjas chupadas por un niño
las tetas son las lunas rojas de marte
los culos son montañas rusas enloquecidas
los culos son caballos sin domar
los vientres son afanosos cocineros preparando el festín
los vientres chocan como dos fórmula uno a gran velocidad
los vientres se refriegan frenéticamente a orillas del universo
los sexos son dioses panzones sentados en una hoguera
los sexos son fanáticos yendo a morir sin vacilar
la pija es la espada del rey de espadas entrando a la batalla
la pija es la flauta de polifemo enamorado
la pija es la 45 de corto maltés
la pija es el telescopio del astrónomo
la pija es un monje entrando en el templo
la concha es una catedral con un demonio adentro
la concha es una noche con agujero negro
la concha es el interior de un piano durante un concierto
la concha es la cuerda del trapecista
la concha es una bruja cosiendo el vientre de un pájaro.
Cuarto round
El orgasmo viene como un ejército iluminado con antorchas
el orgasmo es un machete abriendo caminos en la selva
el orgasmo es una bengala buscando las estrellas
el orgasmo es un río creciendo durante la tormenta
el orgasmo es un dragón ondeando en una bandera de seda
los cuerpos son un vidrio roto de un piedrazo
un derechazo a la mandíbula
un avión que supera la velocidad del sonido
los cuerpos son un grito
los cuerpos estallan en el cielo como un zeppelin
se derrumban como una marioneta
como un viejo edificio como un árbol
caen a través de sus sangres de sus nombres
y desaparecen en sí mismos
el alma arde como una vela en un salón desierto
el alma brilla sobre los amantes las sábanas quemadas
y el ring vacío.
(De Tango Rock, Mendoza, Diógenes, 1998)
De los hoteles
Hay hoteles de carne hoteles de palabras
hoteles de aire y hoteles de tiempo
En la habitación 605 no hay nadie
sólo un vago olor a sudor y sangre
a besos hervidos en la cima de la noche
Las sábanas acunan pelos y lágrimas
desorden manchas de semen fernet y risas
traídas de un lugar que no tiene nombre
Ellos han salido al café y al sol
parpadean como ladrones debutantes
como místicos expulsados del milagro
Tienen los ojos grandes y la boca rápida
los dientes brillantes y andan sueltos
por la calle como lobos en el paraíso
Se les nota el sexo el paso acompasado
el ritmo de su aliento la sorpresa de ser juntos
mucho más que un poema y una esfera roja
Tienen sed y hambre y un andar en celo
van a comerse el día este día y el otro y el otro
ajenos al pronóstico y al vaivén de las horas
Van porfiando el alma jugándose la vida
con las sombras repartidas compartidas
sueltos fluidos como el aire entre los árboles
Caminan y fuman y se cuentan los sueños
se besan en todas las esquinas detienen el tráfico
y alteran el eje de las veletas y de las últimas estrellas
Ellos se han ido lejos del río
han salido de la pieza perfecta de su isla
de su cubil madriguera cama lugar santo
Han dejado el firmamento inmenso recoleto
de la habitación 605 y han ido más allá
todavía más allá a buscarse la piel expuesta
Han dejado el viejo edificio el lugar prestado
van en busca de donde empiezan los ojos
y los confines de la lengua y del agua
En la habitación 605 ya no hay nadie
pero el peso combinado de sus cuerpos
ha puesto una huella única en la cama
Ellos han llorado de felicidad en ese cuarto
han gemido de placer de complicidad
de pacto de tribu de parentesco
Se han burlado de todo han gozado de todo
han olvidado todo y han empezado todo
entre las frágiles paredes de su propio hotel secreto
Hay hoteles de carne hoteles de palabras
hoteles de aire y hoteles de tiempo
Ellos hicieron uno de todos ellos.
(De Respirar, 2013)
Hernán Schillagi
ya te di la respuesta final la mentira
dudar acaso correr el raído velo entre los dientes
para oír una música que danza en la lengua
hundir la mano y encontrar las cuerdas
de una amarrada garganta
mentira gestos que confundidos
nos moldean borran todo rastro en el aire
y tocan un cuerpo imposible
ya te ofrecí el fuego ya robé el silencio
perdido entre las piedras y lo puse en tus labios
has hablado para callar has soportado
la cruz de tu pesada osamenta
y has dormido todos tus sueños
porque sabemos que al cerrar la boca
has tomado lo que deseaste
(De Primera persona, 2009)
cuando llama la puerta
has asomado tu curiosidad a la cerradura equivocada
pero tus ojos que esperaban una historia
de pesadillas y espejos negros comienzan a brillar
como si lo visto viniera del mejor de los futuros
y poco a poco y simultáneamente y atravesándose
las imágenes golpean tu retina tu rutina
y forman una aleación con el miedo
entonces la puerta es una nueva frontera
la línea de sal que cauteriza los prejuicios
tu cuerpo por tanto es una región a explorar
una nebulosa carne que se revuelve
tu cuerpo avanza sin sombra
tu cuerpo ya ves se enciende como un sacrificio
por cada paso que das en la piedra
«no hay dolor en el riesgo» te escucho decir
y tiendo mis manos hacia otra dimensión
pero lo que toco es un reflejo
el humo de tu fuego clandestino
acaso tu cuerpo sea también un mecanismo
que fabrica fantasmas de este lado de la puerta
para regresarme al olvido
(De Ciencia ficción, inédito)
piedra en el estanque
luego de atravesar la tela de araña
que pende secreta de cada asteroide
vendrás a contarme que nuestros mensajes
fueron recibidos como esas lluvias de verano
que refrescan al comienzo
pero que ahogan de humedad después
una sonda cruzará con tu voz magnética
el espacio que hay entre dos silencios
vendrás con los pasos marcados y no habrá partitura
que registre las notas de tu música sin idioma
una cadencia que adormece y abre los ojos
ante el agujero negro de mis dudas
sé que vendrás sin culpas como una piedra
inocente que cae en el estanque y rompe
el reflejo perfecto que habíamos construido
vendrás sin vacilar a decirme «somos del planeta
tierra y creemos estar desde siempre
solos en el universo»
(De Ciencia ficción, inédito)
Mecánico de la palabra
como una escena robada de una película
del cine nacional empuja con los dedos engrasados
de tinta su viejo auto bajo la lluvia
«para qué me sirve la poesía» repite «para qué»
si el motor no responde a sus bucólicas quejas
empuja puja y campuja vocablos contra el paragolpes
y las balizas le marcan la intermitencia
de su confundido corazón la indolencia
de su mecánica literaria ante el carburador
las oscuras transmisiones y los cables indiferentes
por eso empuja con el cuerpo entero
para llevar la mole de su torpeza hacia adelante
hasta que sin más toda la lengua le quede afuera
(De Lengua padre, inédito)
Fernando G. Toledo
14
Recuerdo lo que dijiste esa noche:
«Empiezo a temblar cuando no te oigo»
Tengo que beberme todo el silencio
Igual a un mudo mar que nos separa
Y darte palabras como una manta
Aunque sea difícil discernir
El límite entre el calor y el frío
Y yo compruebe que te estoy buscando
Como a una tierra que nadie conoce
También ahora es de noche También
Están todas las luces apagadas
Los cuartos de la casa son un túnel
Por el que un tren extraviado me lleva
Siempre a la estación que he dejado atrás
¿Podré entonces cruzarte en el pasillo?
¿Subirás de pronto? ¿Vas a sentarte
Junto a mí y procurarte algún abrigo?
Te busco como un ojo ciego busca
Lo oscuro El tiempo no puede importarme
Porque el tiempo no transcurre en lo quieto
Y te persigo y por eso no avanzo
¿Debo creerte? ¿Temblabas? ¿Sabías
Que todo lo que callé está guardado?
¿Que lo que no dije era sólo el viento
Y esa noche y tu modo de mirarme?
Debo beberme con sed el silencio
Debo darte una manta de palabras
Debo andar Debo buscarte Escribir:
Debo perderte esta noche de nuevo.
(De Viajero inmóvil, Libros de Piedra Infinita, 2009)
Autodefinido
Para Joaquín
A mi lado resuelve un crucigrama
Mi hijo mayor en la siesta narcótica,
Con todo el territorio del lenguaje
Desplegado en rectángulos pequeños
Que se enredan como entre una maleza
Donde el silencio acecha y todo está,
Allí, a la espera de ser descifrado.
Yo lo observo en mí, como quien aguarda.
Quizá en un instante algo me pregunte,
Y entre los dos sorteemos la selva
De calladas bestias que, con sus dientes,
Buscan morder las palabras que un padre
Y su hijo deben ir encontrando
Para por fin mirarse, y entenderse.
(De Mortal en la noche, Alción, 2013)
Mortal en la noche
Palpo el hueco que dejó mi cráneo en la almohada
Sin esperanzas de hallar algo especial.
Las horas de insomnio no han madurado
Ningún fruto que merezca la cosecha.
El espejo de enfrente no me alcanza. Noto
Que ni siquiera al respirar hago ruido
Y no hay rastros de sudor sobre las sábanas.
Si he estado, aunque no lo sepa,
Ensayando para morir mejor
Es obvio
Que aprendo rápido.
Sin embargo afuera el mundo,
La época y las supersticiones más altas
Trazan un laberinto que no será
Sencillo resolver. Todo lo que sé
(Un bulto humilde
En el guardarropas de lo real)
La tiene a mi ignorancia sin cuidado.
Pero es un cierto lujo que aún resista,
Incluso en este cuarto donde la Tierra no gira
Y ponga el cuerpo en cada escaramuza:
El cuerpo que ya
Igual doy –no sin pena– por perdido.
(De Mortal en la noche, Alción, 2013)
Nota bibliográfica de los poetas antologados
Débora Benacot nació en Mendoza, Argentina, en 1977. Publicó los poemarios Ácaros al sol (Fundíbulo Ediciones, 2011) y Pirsin (Ediciones Culturales de Mendoza, 2012) ganador del Gran Premio Vendimia de Poesía.
Más información en www.acarosalsol.com.ar.
Carlos Levy nació en Tunuyán (Mendoza, Argentina) en 1942. Escritor y animador cultural. Fue director de la Biblioteca Pública General San Martín. Integrante de los grupos literarios Aleph y La Sociedad de los Poetas Vivos. Publicó, en poesía: Inmensamente ciudadano (1967), La memoria y otras piedades (1984), Anverso/Reverso (1989, con Fernando Lorenzo), Café de náufragos (1992), La palabra y sus nombres (1998), Destierros (2001, antología poética), Doloratas (2001, con Marcos Silber) y Viejo hotel (2008).
Marta Miranda nació en Mendoza. Poeta, gestora cultural y docente. Publicó, entre otros, los libros de poemas La misma piedra (Ediciones Del Dock, 2004), Nadadora (Bajo la Luna, 2008), El Oleaje y otros poemas, antología bilingüe (Ediciones Ruinas Circulares, 2013).
Patricia Rodón nació en Mendoza en 1961. Poeta. Periodista, editora de Cultura del diario MDZ Online; Licenciada en Letras, docente de la Carrera de Comunicación Social en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo. Su trabajo como poeta ha sido reconocido con numerosos premios y publicaciones provinciales, nacionales e internacionales y traducido en diversas antologías de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia y Brasil.
Entre otros libros publicó: Tango rock (1998) y Estudio voyeur (2003).
Hernán Schillagi nació en 1976 en San Martín, Mendoza (Argentina). Publicó los poemarios Mundo ventana (2002) y Pájaros de tierra (2007). En 2008 ganó el Gran Premio Vendimia de poesía por Primera persona (2009). Codirige la revista virtual de poesía El Desaguadero.
Fernando G. Toledo nació en 1976 en Mendoza. Poeta y periodista. Publicó, en poesía: Hotel Alejamiento (Editorial Diógenes, 1998), Diapasón (Libros de Piedra Infinita, 2003), Secuencia del caos (Gran Premio Vendimia, Ediciones Culturales, 2006), Viajero inmóvil (Libros de Piedra Infinita, 2009) y Mortal en la noche (Alción Editora, 2013). Es licenciado en Comunicación Social. Es el co-creador y co-director de la editorial Libros de Piedra Infinita y de la revista digital de poesía El Desaguadero.