Algas
¿Cobrizos, negros, blancos, amarillos
venimos de las algas primordiales?
¿Y las algas, de quién? ¿De Dios? ¿Del caos?
¿Y volvemos a dónde? ¿A Dios? ¿Al caos?
Para dormir, nos presta fuego el sol,
para velar nos presta, el cielo, sombra.
Temo, a la vez, el despertar y el sueño.
Impasible
... impasible a fuer de espiritual…
Ireneo
Ser impasible a fuer de espiritual
es propio solo a Dios, pues cuanto vive
tiene sentidos, nervios, energías.
¿Serán dioses las piedras, o será
de piedra, Dios, a fuer de ser espíritu?
Dualidad
Espirituales y hartos de materia
somos ambiguos, somos nada y todo.
En el manejo de la extraña máquina
la carne viva ofrenda la substancia
y el ánimo sutil cuida la Idea.
Monteverdi
Revestida en iglesia, la caverna
devuelve al cielo el eco de sus voces
volcadas en la Tierra. Monteverdi
halló la clave con la cual Orfeo
hizo danzar los dioses y los astros.
Tíbet
Jinete soy de un asno imperturbable
en los valles sin fin, yertos de frío.
Molinetes de harapos revolean
sometidos al viento que los cura
con hilachas de nubes, sal de lagos,
granos de sol, añicos de montañas.
Las rapaces vacilan en el aire
y la inmovilidad se vuelve sueño.
Hacerse el muerto es el mejor Nirvana.
Romanticismo
La abadía en la floresta
Óleo de Caspar David Friedrich
El cielo irradia la blancura
mientras la sombra se apodera
de la floresta moribunda.
Cabe al portal, guardián de ruinas,
ramas de robles gesticulan.
Los abades sin abadía
peregrinan, no llegan nunca
y atraviesan el horizonte
encandilados por la luna.
Insomnio
Absorto en el incendio del insomnio
adivino lo eterno: lo conozco
pues se parece a cada noche oscura.
Cuando fuere otra cosa, no protesto.
Trinidad
Indiferentes dioses diferentes
dieron al fin en solo un Dios. Los griegos
con lo profuso hicieron lo más simple
y más audaz: la Trinidad del único.
De los antiguos mitos quedó el Logos
y el pagano sabor de sus leyendas
se diluyó en la sangre de los santos.
Así alternan los siglos: cada vez
forja, la nueva fe, nuevos eones.
Cuadrante
Hice un reloj de sol para medir
cuántos pasos mi sombra se adelanta
mientras mi cuerpo duerme o queda oculto.
Añadí nubes, nieblas y penumbras
mas no supo el cuadrante ser veraz:
al calcular la suma de mis años
no comprendió ni el antes ni el después.
Viena
Instante
Un amago de nubes a lo lejos.
La mitad gris y blanca de la luna
se suspende sin hilo en un azul
y cristalino que parece
no tener fin ni presentir la noche.
Es la tarde perfecta. Se diría
que todo ha de seguir, intacto, así.
Jardín de María Teresa
Viena
Conversión
Cuadro de El Parmesano (1528)
La tempestad, el cielo enceguecido,
la montura que salta, corcovea
y cuando estalla el fuego entre sus patas
rompe la silla y da su crin al viento.
Abre, al caer, los brazos el jinete
y se desploma con la mano en alto.
En el camino de Damasco, Pablo
pide, ya no vivir, sino la Vida.
Viena
Reflejos
Reflejo, el mar, reflejos sus estelas,
reflejos las pirámides de cantos,
reflejo, el cielo pálido, reflejos
los retazos de luz en los cañones
y en las hojas del álamo plateado.
Reflejo de la Idea, las ideas,
reflejo del sinfín es el instante
que separa la vida de la muerte.
Ronda
Millones de universos
ruedan, cambian de sitio
y fundan otros cielos.
Las estrellas del mío
toman viejos senderos
que son siempre los mismos.
Quisiera, mas no puedo
conocer el camino
hacia el orbe primero.
Cronos
... el tiempo gris y lento...
Oscar Wilde
Ni gris ni lento, rojo
como son las encías de las fieras,
veloz cual huracán loco de rabia.
Porque nació caníbal y medroso,
ávido de vivir, es inocente:
devora y mata por naturaleza
en busca, también él, de su reposo.
Hiperboreal
Noruega, polo norte, mar cuajado,
fiordos azules y praderas verdes,
perpetuo sol —azote de los pájaros—,
petróleo negro cual los cachalotes,
pinos rotos untados de pintura,
palacios de cristal, peces sin fondo...
Salta el grito de Munch, tumba y retumba:
«¡Paraíso tedioso de la nieve!»
Cabos sueltos
Al juntar cabos sueltos
resbalan de la mano
tantos hilos resecos
que no forman puñado.
Son propiedad del Tiempo
mis poderes de antaño:
aunque tienda los dedos
ya no puedo anudarlos.
Delicias
Escuela de El Bosco
Jinetes de su pez, surcan el mar
el arponero, su copiosa cesta
y la mujer, con largas faldas rojas.
Próspero viento hace flotar su velo.
Y boga la galera: San Antonio
reza nadando sobre un sapo alado.
Un agua verdemar caliginosa
es el vivero de las tentaciones
que llevaba sumidas en el alma:
su pesadilla entraña su escarmiento.
Sorpresa
Para Yves Roullière
Apetece vivir aunque dormido.
Apetece vivir si el sol reluce.
Apetece vivir si el mar castiga.
Apetece vivir alto en el monte.
Apetece vivir junto a los nimbos.
Apetece vivir a ras de tierra.
Apetece quedarse pensativo.
¿Y si fuere la nada tan sabrosa?
Flor de invierno
Melancolía: flor de invierno.
Melancolía de calavera.
Melancolía de alma perdida.
¡Torvo poeta! Sólo te queda
volverte loco, volverte sabio,
cambiar de cuero, tirarte a tierra
y acomodarte con las espinas.
Patagonia
Última Esperanza[1]
¡Tantos picos de mármol!
¡Catedrales heladas
—ramas de guillotinas
que desgarran el cielo—!
¡Tajos en las montañas
por el viento roídas!
Los petreles contemplan
los leones de mar.
La belleza salvaje
del mundo es otro mundo:
en Última Esperanza
se inventa el más allá.
Sonámbulo
Mañana me resuelvo
a caminar dormido
entre cactos y rosas
con rumbo al paraíso.
¿Lejos irá mi sueño?
¿Despertaré maldito
o con halo de santo?
Sucederá lo mismo:
en no importa qué trance
va el insomnio conmigo.
Bruma
Fiel a mi Dios interior
camino sin saber dónde
en la viña del Señor.
Quien más vive más esconde:
todo se vuelve temblor
y el cuerpo sólo responde
a los nervios del dolor.
... Lo demás se va en espuma
como en los mares, la bruma.
Autorretrato
Tan viejo soy que la implacable luz
brillando en el espejo me condena.
Pergamino de arrugas es el rostro;
los hilos blancos de las cejas juegan
con la frente pasmada entre las sienes.
El cabello teñido de negrura,
los labios hartos ya de hacerme muecas,
los ojos fatigados por la luna,
el mentón imperioso sin imperio:
si yo fuera Durero, pediría
un modelo más guapo, más jugoso,
que no tenga un pescuezo de gallina.
Ladakh
Tallados por guadañas incisivas
palimpsestos de laja son sus rostros:
los viejos monjes de Ladakh persiguen
el absoluto cero de la Nada.
No lo hallarán: entrados en el tiempo,
el ciclo de la vida permanece
y se incorpora en el Nirvana mismo.
Sólo el no haber nacido es inefable.
Marzo
Un mar sin luz; la Tierra todo gris.
Marzo devora chispas y colores.
Si tuvieran memoria las libélulas
ni abrirían sus alas tan temprano.
Mientras la luna impávida se ampare
tras los húmedos huecos del espacio
quedará poco sitio para el vuelo:
mejor hilar sueños de mariposa
hasta que, al retornar, la primavera
desenlace los rayos y las lluvias.
R.
Trasto inútil propuesto al desamparo
Ricardo ha muerto y yo con él me fui.
En su violín trajo perdidas músicas:
de vez en vez un árbol en la Tierra
oye sonar el arco. Entre las ramas
las hojas pensativas lo acompañan.
Escena
Es otoño en verano; las magnolias
coronadas de blanco desafían
las taciturnas lágrimas del cielo.
El viento gris silba de rabia, gime
y hace cantar los árboles cual címbalos
que desgarran el aire. Luego llegan
las pausas, los silencios, el desmayo.
Y pasa lentamente el tiempo rápido.
Magia
La magia nos rodea: la del cielo
hacedor de colores; la del mar
cuyo vaivén fecunda las arenas;
la de la noche ardiente de chispazos;
la del cinabrio trasmutado en oro;
la de la Naturaleza, toda piedra,
la de la vida, puro movimiento.
¿Magia tendrá, la eternidad desierta?
Alba
En el alba indecisa, somnolienta,
el sol trama las formas de otro día.
Está vivo el vacío: mil figuras
prestan al cielo un aire siempre nuevo;
arabescos barrocos, rayas blancas
tropiezan con las alas de los pájaros.
Hecha para el trabajo de los ángeles
la rumbosa mañana oculta el fondo:
al abrirse a la noche el horizonte
se ve cundir la guerra de los astros.
Ímpetu
Sin peso y sin mensura, una entelequia
no percibe la vida ni la muerte.
Es el perfecto estado. Pese a ello
—más tenaz que la inercia del espacio—
un ímpetu de ser puebla el vacío.
Y nacieron criaturas. Y finaron.
¡Efímero homenaje al Universo!
Universo
Algo ha sido creado con la Nada:
de Dios, sólo es visible el Universo.
Y cuando llega el tiempo del olvido
no se olvida el olvido, mas el tiempo.
El púlsar
Estrellas hay sin luz: al derrumbarse
han perdido sus ondas de colores.
El violado, el azul, el rojo, el verde,
el naranja y su gualdo desvaído
se funden, moribundos, en el negro:
así el púlsar palpita y agoniza.
Espacio
En el espacio, Dios agencia
bellas mansiones de arquitecto
y la basura de los astros.
Ese poliedro es imperfecto:
tan vastos cosmos no le alcanzan.
A la verdad, dado el aspecto
del Universo que nos ciñe
mejor usar otro proyecto
menos pasmoso y más cortés.
Tabla rasa
Es necesario visitar el cielo,
decretar el exilio de la Tierra
y confiarles las llaves a los monos.
Estos saben usar la tabla rasa,
promueven el espíritu maligno,
ciegan la luz del sol, hunden los mares.
Avistado de lejos y de arriba
es, el planeta, emporio de bacilos.
¿Quién quisiere limpiarlo? Acaso Dios.
Pero tal vez él mismo dudaría.
Grito
Grito de guerra, grito de placer,
grito de furia, grito de dolor,
grito despavorido por el miedo,
grito de rendición, grito de triunfo,
grito del elefante y del felino:
en el vasto arsenal de la Natura
cada animal anuncia su presencia
sin fraude y con sus armas. Lo fingido
ha de guardarse en prenda para el hombre
—único camaleón que llora y grita—.
Desengaño
Si fuera Dios tan sólo una ilusión
y aparato sin dueño el Universo,
queda, como consuelo, el desengaño
al precio de probar en otro caos
un tiempo y un espacio sin embustes.
Rumor
Los rumores alegran la mañana.
Envueltos en la luz vibran los árboles
cautivos de las ramas y los pájaros;
las serpientes resbalan, los insectos
saltan, zumban, se arrastran en sordina;
las rapaces proceden sigilosas.
Sólo el género humano inventa estruendos
y se deleita con la barahúnda.
Estrategia
Estrategia de Cronos: ir de prisa,
trasparente, sin forma, ineluctable.
Las cuánticas partículas huidizas
no pueden retenerle: son la Idea.
Y su materia, no la presta el tiempo
salvo a sí mismo, a caza de otro cosmos.
Silencio
Un silencio de vida nos rodea.
Calla la brisa, callan los vergeles.
Callan los meteoritos y el océano.
Callan los cuervos, callan los volcanes.
Pierde la voz el antropopiteco,
enmudecen los truenos y los rayos.
¡Un minuto sin ruido: Paraíso!
Tortuga
Este animal sale de su capucha
—filosófico es— y se maneja
con la pericia que le dan los siglos.
Entre un baño de sol y otro de océano
se menea, discurre, alza los párpados:
tanto le va la luz como la noche.
Al afinar las cuentas se descubre
cuán ecuánime fue su veredicto.
Geometría
La redondez de la vida
tiene cuatro esquinas raras:
nací porque no sabía
y seguí, pues me cantaba;
me muero porque lo sé
y después no sé más nada.
¡Dar tantas vueltas inútiles
y, además, caro pagarlas!
Combates
De sus ardientes nichos
las estrellas espían
los tumbos de la Tierra.
Y sin una sonrisa
y sin hacer regalos
gasta el Tiempo sus días
asesinando soles.
Todo el cielo es herida:
donde gobierna el hierro
no hay rosas ni poesía.
Alaska
Presa, como rehén, de los glaciares
Alaska trasparece y reverbera.
En las alturas de un azul sin tacha
se fabrican también los rojos rayos
que pintarán las bocas de los peces
y nutrirán la sangre de los osos.
En este reino de la fuerza pura,
cuando el aire se hiela, las orquídeas
clausuran sus corolas ateridas.
Pero al arbitrio de la primavera
pastan los animales en el verde,
juegan y cazan, matan y sucumben.
En la llave de sol van al unísono
las hierbas, el insecto, el caribú.
Astucia
El sueño me protege
de morirme dormido
porque mi Parca entiende
capturarme despierto.
¿Y si quiere y no puede
aplicarme su amaño?
En mí todo se duerme
desde que pienso en ella.
Y pienso en ella, siempre...
Flechas
Saltan las flechas, saltan las agujas,
del carcaj, del reloj, de las campanas.
Buscan el mismo blanco: lo pasado,
trillan, por el espacio, lo futuro.
El caníbal Saturno las conduce
y las recoge Sísifo, el voraz.
Lutz
Para vencer la fuerza de lo inerte
Lutz el demiurgo hace vibrar la piedra
y prepara el incendio de los bronces.
Viene luego el trabajo de las formas
y cuanto infunde en ellas el espíritu:
el dolor, la tragedia, la esperanza,
lo real, lo invisible, lo soñado.
La escultura que Lutz inventa y forja
trae consigo el ímpetu de vida
y cumple su destino: la belleza.
Rubís
Los rubís los más rojos
viven del corazón:
su luz brota del fondo
y no la quiebra el sol.
Es de cristal su acero
ganga de cobre y zinc:
para mostrarse al cielo
va de rosa el rubí.
Ni la Tierra vencida
por la traición del tiempo
ni la noche infinita
extinguirán su fuego.
Nocturna zoología
Desaparece del cielo el sol sombrío.
Las tinieblas dirigen las visitas
y cada cual muestra su pasaporte.
Por los hijos del mar, Neptuno vela;
en nombre de Minerva, vela el búho;
Selene da su luz a los cegatos.
Y aprieta ya la noche: los murciélagos
alertan el radar de los obscuros.
Zafarrancho de ejército sin pérdidas:
a todos les deleita ser terrestres
y se apuntan guerreros o románticos.
A su breve infinito falta el alma:
su solo confesor es la Natura
sorda, como sus rocas, a la vida.
Mar guerrero
El mar retórico, suntuoso,
canta la música perfecta.
El mar estalla en las cavernas
el mar desborda de la Tierra
el mar retiene el sol celeste
el mar retumba en lo infinito.
La caza
Con espejos de vidrio diamantino
entablaron la caza los astrónomos.
¡Pobre de Dios, si sale descubierto!
Mas erraron la pista y el culpable:
ni el espacio, ni el tiempo, ni los pozos,
ni las luces de Pléyades extintas
se deben a la mano del Señor.
A fuerza de cegar sus propios ojos
los gigantes plantados en los picos
no miraron la firma: es la del Diablo.
Estrella
En paz sigo las huellas
perdidas en los cielos
y escucho la carrera
silenciosa del mar.
El vértigo del aire
reconoce la estrella
que me lleva consigo
para la eternidad.
4 de noviembre de 2007
82
Oculto tras el poso
que mis ojos vigilan
surge una luz dorada
que protege al olvido.
El tiempo, con su flecha,
a las nubes se rinde.
4 de noviembre de 2007
[1] Última Esperanza es el nombre del minúsculo caserío situado en el extremo sur de la Patagonia chilena.
Algas
¿Cobrizos, negros, blancos, amarillos
venimos de las algas primordiales?
¿Y las algas, de quién? ¿De Dios? ¿Del caos?
¿Y volvemos a dónde? ¿A Dios? ¿Al caos?
Para dormir, nos presta fuego el sol,
para velar nos presta, el cielo, sombra.
Temo, a la vez, el despertar y el sueño.
Impasible
... impasible a fuer de espiritual…
Ireneo
Ser impasible a fuer de espiritual
es propio solo a Dios, pues cuanto vive
tiene sentidos, nervios, energías.
¿Serán dioses las piedras, o será
de piedra, Dios, a fuer de ser espíritu?
Dualidad
Espirituales y hartos de materia
somos ambiguos, somos nada y todo.
En el manejo de la extraña máquina
la carne viva ofrenda la substancia
y el ánimo sutil cuida la Idea.
Monteverdi
Revestida en iglesia, la caverna
devuelve al cielo el eco de sus voces
volcadas en la Tierra. Monteverdi
halló la clave con la cual Orfeo
hizo danzar los dioses y los astros.
Tíbet
Jinete soy de un asno imperturbable
en los valles sin fin, yertos de frío.
Molinetes de harapos revolean
sometidos al viento que los cura
con hilachas de nubes, sal de lagos,
granos de sol, añicos de montañas.
Las rapaces vacilan en el aire
y la inmovilidad se vuelve sueño.
Hacerse el muerto es el mejor Nirvana.
Romanticismo
La abadía en la floresta
Óleo de Caspar David Friedrich
El cielo irradia la blancura
mientras la sombra se apodera
de la floresta moribunda.
Cabe al portal, guardián de ruinas,
ramas de robles gesticulan.
Los abades sin abadía
peregrinan, no llegan nunca
y atraviesan el horizonte
encandilados por la luna.
Insomnio
Absorto en el incendio del insomnio
adivino lo eterno: lo conozco
pues se parece a cada noche oscura.
Cuando fuere otra cosa, no protesto.
Trinidad
Indiferentes dioses diferentes
dieron al fin en solo un Dios. Los griegos
con lo profuso hicieron lo más simple
y más audaz: la Trinidad del único.
De los antiguos mitos quedó el Logos
y el pagano sabor de sus leyendas
se diluyó en la sangre de los santos.
Así alternan los siglos: cada vez
forja, la nueva fe, nuevos eones.
Cuadrante
Hice un reloj de sol para medir
cuántos pasos mi sombra se adelanta
mientras mi cuerpo duerme o queda oculto.
Añadí nubes, nieblas y penumbras
mas no supo el cuadrante ser veraz:
al calcular la suma de mis años
no comprendió ni el antes ni el después.
Viena
Instante
Un amago de nubes a lo lejos.
La mitad gris y blanca de la luna
se suspende sin hilo en un azul
y cristalino que parece
no tener fin ni presentir la noche.
Es la tarde perfecta. Se diría
que todo ha de seguir, intacto, así.
Jardín de María Teresa
Viena
Conversión
Cuadro de El Parmesano (1528)
La tempestad, el cielo enceguecido,
la montura que salta, corcovea
y cuando estalla el fuego entre sus patas
rompe la silla y da su crin al viento.
Abre, al caer, los brazos el jinete
y se desploma con la mano en alto.
En el camino de Damasco, Pablo
pide, ya no vivir, sino la Vida.
Viena
Reflejos
Reflejo, el mar, reflejos sus estelas,
reflejos las pirámides de cantos,
reflejo, el cielo pálido, reflejos
los retazos de luz en los cañones
y en las hojas del álamo plateado.
Reflejo de la Idea, las ideas,
reflejo del sinfín es el instante
que separa la vida de la muerte.
Ronda
Millones de universos
ruedan, cambian de sitio
y fundan otros cielos.
Las estrellas del mío
toman viejos senderos
que son siempre los mismos.
Quisiera, mas no puedo
conocer el camino
hacia el orbe primero.
Cronos
... el tiempo gris y lento...
Oscar Wilde
Ni gris ni lento, rojo
como son las encías de las fieras,
veloz cual huracán loco de rabia.
Porque nació caníbal y medroso,
ávido de vivir, es inocente:
devora y mata por naturaleza
en busca, también él, de su reposo.
Hiperboreal
Noruega, polo norte, mar cuajado,
fiordos azules y praderas verdes,
perpetuo sol —azote de los pájaros—,
petróleo negro cual los cachalotes,
pinos rotos untados de pintura,
palacios de cristal, peces sin fondo...
Salta el grito de Munch, tumba y retumba:
«¡Paraíso tedioso de la nieve!»
Cabos sueltos
Al juntar cabos sueltos
resbalan de la mano
tantos hilos resecos
que no forman puñado.
Son propiedad del Tiempo
mis poderes de antaño:
aunque tienda los dedos
ya no puedo anudarlos.
Delicias
Escuela de El Bosco
Jinetes de su pez, surcan el mar
el arponero, su copiosa cesta
y la mujer, con largas faldas rojas.
Próspero viento hace flotar su velo.
Y boga la galera: San Antonio
reza nadando sobre un sapo alado.
Un agua verdemar caliginosa
es el vivero de las tentaciones
que llevaba sumidas en el alma:
su pesadilla entraña su escarmiento.
Sorpresa
Para Yves Roullière
Apetece vivir aunque dormido.
Apetece vivir si el sol reluce.
Apetece vivir si el mar castiga.
Apetece vivir alto en el monte.
Apetece vivir junto a los nimbos.
Apetece vivir a ras de tierra.
Apetece quedarse pensativo.
¿Y si fuere la nada tan sabrosa?
Flor de invierno
Melancolía: flor de invierno.
Melancolía de calavera.
Melancolía de alma perdida.
¡Torvo poeta! Sólo te queda
volverte loco, volverte sabio,
cambiar de cuero, tirarte a tierra
y acomodarte con las espinas.
Patagonia
Última Esperanza[1]
¡Tantos picos de mármol!
¡Catedrales heladas
—ramas de guillotinas
que desgarran el cielo—!
¡Tajos en las montañas
por el viento roídas!
Los petreles contemplan
los leones de mar.
La belleza salvaje
del mundo es otro mundo:
en Última Esperanza
se inventa el más allá.
Sonámbulo
Mañana me resuelvo
a caminar dormido
entre cactos y rosas
con rumbo al paraíso.
¿Lejos irá mi sueño?
¿Despertaré maldito
o con halo de santo?
Sucederá lo mismo:
en no importa qué trance
va el insomnio conmigo.
Bruma
Fiel a mi Dios interior
camino sin saber dónde
en la viña del Señor.
Quien más vive más esconde:
todo se vuelve temblor
y el cuerpo sólo responde
a los nervios del dolor.
... Lo demás se va en espuma
como en los mares, la bruma.
Autorretrato
Tan viejo soy que la implacable luz
brillando en el espejo me condena.
Pergamino de arrugas es el rostro;
los hilos blancos de las cejas juegan
con la frente pasmada entre las sienes.
El cabello teñido de negrura,
los labios hartos ya de hacerme muecas,
los ojos fatigados por la luna,
el mentón imperioso sin imperio:
si yo fuera Durero, pediría
un modelo más guapo, más jugoso,
que no tenga un pescuezo de gallina.
Ladakh
Tallados por guadañas incisivas
palimpsestos de laja son sus rostros:
los viejos monjes de Ladakh persiguen
el absoluto cero de la Nada.
No lo hallarán: entrados en el tiempo,
el ciclo de la vida permanece
y se incorpora en el Nirvana mismo.
Sólo el no haber nacido es inefable.
Marzo
Un mar sin luz; la Tierra todo gris.
Marzo devora chispas y colores.
Si tuvieran memoria las libélulas
ni abrirían sus alas tan temprano.
Mientras la luna impávida se ampare
tras los húmedos huecos del espacio
quedará poco sitio para el vuelo:
mejor hilar sueños de mariposa
hasta que, al retornar, la primavera
desenlace los rayos y las lluvias.
R.
Trasto inútil propuesto al desamparo
Ricardo ha muerto y yo con él me fui.
En su violín trajo perdidas músicas:
de vez en vez un árbol en la Tierra
oye sonar el arco. Entre las ramas
las hojas pensativas lo acompañan.
Escena
Es otoño en verano; las magnolias
coronadas de blanco desafían
las taciturnas lágrimas del cielo.
El viento gris silba de rabia, gime
y hace cantar los árboles cual címbalos
que desgarran el aire. Luego llegan
las pausas, los silencios, el desmayo.
Y pasa lentamente el tiempo rápido.
Magia
La magia nos rodea: la del cielo
hacedor de colores; la del mar
cuyo vaivén fecunda las arenas;
la de la noche ardiente de chispazos;
la del cinabrio trasmutado en oro;
la de la Naturaleza, toda piedra,
la de la vida, puro movimiento.
¿Magia tendrá, la eternidad desierta?
Alba
En el alba indecisa, somnolienta,
el sol trama las formas de otro día.
Está vivo el vacío: mil figuras
prestan al cielo un aire siempre nuevo;
arabescos barrocos, rayas blancas
tropiezan con las alas de los pájaros.
Hecha para el trabajo de los ángeles
la rumbosa mañana oculta el fondo:
al abrirse a la noche el horizonte
se ve cundir la guerra de los astros.
Ímpetu
Sin peso y sin mensura, una entelequia
no percibe la vida ni la muerte.
Es el perfecto estado. Pese a ello
—más tenaz que la inercia del espacio—
un ímpetu de ser puebla el vacío.
Y nacieron criaturas. Y finaron.
¡Efímero homenaje al Universo!
Universo
Algo ha sido creado con la Nada:
de Dios, sólo es visible el Universo.
Y cuando llega el tiempo del olvido
no se olvida el olvido, mas el tiempo.
El púlsar
Estrellas hay sin luz: al derrumbarse
han perdido sus ondas de colores.
El violado, el azul, el rojo, el verde,
el naranja y su gualdo desvaído
se funden, moribundos, en el negro:
así el púlsar palpita y agoniza.
Espacio
En el espacio, Dios agencia
bellas mansiones de arquitecto
y la basura de los astros.
Ese poliedro es imperfecto:
tan vastos cosmos no le alcanzan.
A la verdad, dado el aspecto
del Universo que nos ciñe
mejor usar otro proyecto
menos pasmoso y más cortés.
Tabla rasa
Es necesario visitar el cielo,
decretar el exilio de la Tierra
y confiarles las llaves a los monos.
Estos saben usar la tabla rasa,
promueven el espíritu maligno,
ciegan la luz del sol, hunden los mares.
Avistado de lejos y de arriba
es, el planeta, emporio de bacilos.
¿Quién quisiere limpiarlo? Acaso Dios.
Pero tal vez él mismo dudaría.
Grito
Grito de guerra, grito de placer,
grito de furia, grito de dolor,
grito despavorido por el miedo,
grito de rendición, grito de triunfo,
grito del elefante y del felino:
en el vasto arsenal de la Natura
cada animal anuncia su presencia
sin fraude y con sus armas. Lo fingido
ha de guardarse en prenda para el hombre
—único camaleón que llora y grita—.
Desengaño
Si fuera Dios tan sólo una ilusión
y aparato sin dueño el Universo,
queda, como consuelo, el desengaño
al precio de probar en otro caos
un tiempo y un espacio sin embustes.
Rumor
Los rumores alegran la mañana.
Envueltos en la luz vibran los árboles
cautivos de las ramas y los pájaros;
las serpientes resbalan, los insectos
saltan, zumban, se arrastran en sordina;
las rapaces proceden sigilosas.
Sólo el género humano inventa estruendos
y se deleita con la barahúnda.
Estrategia
Estrategia de Cronos: ir de prisa,
trasparente, sin forma, ineluctable.
Las cuánticas partículas huidizas
no pueden retenerle: son la Idea.
Y su materia, no la presta el tiempo
salvo a sí mismo, a caza de otro cosmos.
Silencio
Un silencio de vida nos rodea.
Calla la brisa, callan los vergeles.
Callan los meteoritos y el océano.
Callan los cuervos, callan los volcanes.
Pierde la voz el antropopiteco,
enmudecen los truenos y los rayos.
¡Un minuto sin ruido: Paraíso!
Tortuga
Este animal sale de su capucha
—filosófico es— y se maneja
con la pericia que le dan los siglos.
Entre un baño de sol y otro de océano
se menea, discurre, alza los párpados:
tanto le va la luz como la noche.
Al afinar las cuentas se descubre
cuán ecuánime fue su veredicto.
Geometría
La redondez de la vida
tiene cuatro esquinas raras:
nací porque no sabía
y seguí, pues me cantaba;
me muero porque lo sé
y después no sé más nada.
¡Dar tantas vueltas inútiles
y, además, caro pagarlas!
Combates
De sus ardientes nichos
las estrellas espían
los tumbos de la Tierra.
Y sin una sonrisa
y sin hacer regalos
gasta el Tiempo sus días
asesinando soles.
Todo el cielo es herida:
donde gobierna el hierro
no hay rosas ni poesía.
Alaska
Presa, como rehén, de los glaciares
Alaska trasparece y reverbera.
En las alturas de un azul sin tacha
se fabrican también los rojos rayos
que pintarán las bocas de los peces
y nutrirán la sangre de los osos.
En este reino de la fuerza pura,
cuando el aire se hiela, las orquídeas
clausuran sus corolas ateridas.
Pero al arbitrio de la primavera
pastan los animales en el verde,
juegan y cazan, matan y sucumben.
En la llave de sol van al unísono
las hierbas, el insecto, el caribú.
Astucia
El sueño me protege
de morirme dormido
porque mi Parca entiende
capturarme despierto.
¿Y si quiere y no puede
aplicarme su amaño?
En mí todo se duerme
desde que pienso en ella.
Y pienso en ella, siempre...
Flechas
Saltan las flechas, saltan las agujas,
del carcaj, del reloj, de las campanas.
Buscan el mismo blanco: lo pasado,
trillan, por el espacio, lo futuro.
El caníbal Saturno las conduce
y las recoge Sísifo, el voraz.
Lutz
Para vencer la fuerza de lo inerte
Lutz el demiurgo hace vibrar la piedra
y prepara el incendio de los bronces.
Viene luego el trabajo de las formas
y cuanto infunde en ellas el espíritu:
el dolor, la tragedia, la esperanza,
lo real, lo invisible, lo soñado.
La escultura que Lutz inventa y forja
trae consigo el ímpetu de vida
y cumple su destino: la belleza.
Rubís
Los rubís los más rojos
viven del corazón:
su luz brota del fondo
y no la quiebra el sol.
Es de cristal su acero
ganga de cobre y zinc:
para mostrarse al cielo
va de rosa el rubí.
Ni la Tierra vencida
por la traición del tiempo
ni la noche infinita
extinguirán su fuego.
Nocturna zoología
Desaparece del cielo el sol sombrío.
Las tinieblas dirigen las visitas
y cada cual muestra su pasaporte.
Por los hijos del mar, Neptuno vela;
en nombre de Minerva, vela el búho;
Selene da su luz a los cegatos.
Y aprieta ya la noche: los murciélagos
alertan el radar de los obscuros.
Zafarrancho de ejército sin pérdidas:
a todos les deleita ser terrestres
y se apuntan guerreros o románticos.
A su breve infinito falta el alma:
su solo confesor es la Natura
sorda, como sus rocas, a la vida.
Mar guerrero
El mar retórico, suntuoso,
canta la música perfecta.
El mar estalla en las cavernas
el mar desborda de la Tierra
el mar retiene el sol celeste
el mar retumba en lo infinito.
La caza
Con espejos de vidrio diamantino
entablaron la caza los astrónomos.
¡Pobre de Dios, si sale descubierto!
Mas erraron la pista y el culpable:
ni el espacio, ni el tiempo, ni los pozos,
ni las luces de Pléyades extintas
se deben a la mano del Señor.
A fuerza de cegar sus propios ojos
los gigantes plantados en los picos
no miraron la firma: es la del Diablo.
Estrella
En paz sigo las huellas
perdidas en los cielos
y escucho la carrera
silenciosa del mar.
El vértigo del aire
reconoce la estrella
que me lleva consigo
para la eternidad.
4 de noviembre de 2007
82
Oculto tras el poso
que mis ojos vigilan
surge una luz dorada
que protege al olvido.
El tiempo, con su flecha,
a las nubes se rinde.
4 de noviembre de 2007
[1] Última Esperanza es el nombre del minúsculo caserío situado en el extremo sur de la Patagonia chilena.
© Arcos y flechas, Anne-Marie Paseyro-Supervielle, 2013
© del prólogo, Yves Roullière
© de la traducción del prólogo, Luis Valdesueiro
© de la presente edición, Fundación Alambique para la Poesía