Nada como el poema te ofrece tanto en tan breve espacio de tiempo (su sola experiencia siempre garantiza un grado de conocimiento muy superior al que se posee antes de entrar en él).
No existe mejor terapia que el lúcido discurso en que suele transformarse ese apasionado balbuceo inicial de quien acude honestamente a la palabra.
Recuerda que es gracias al diálogo con los demás como va perfilándose la verdadera imagen de uno mismo.
Pero, si estás buscándole música al poema, ten en cuenta que la partitura eres tú.
Agustín Porras