Demasiada retórica en el mundo.
Para poder hablar con claridad,
sólo hace falta ver claro el asunto.
Queridos amigos:
C |
uando ya daba por imposible salir del torpe laberinto de imágenes en que suelo enredarme cada vez que se acerca nuestro semestral encuentro, los tres versos antes citados me ofrecieron un argumento más que apropiado al tono siempre afectuoso de este saludo.
Todos sabemos de la complejísima estructura de un poema, pero ¡qué sencillo es, también, el mecanismo que sabe ponerlo en marcha!
Con sólo estas seis palabras: “Ama y haz lo que quieras” hace siglos que el sabio obispo de Hipona nos enseñó a ver en la estética de un texto cómo estuvo su autor, en dicha ocasión, de lúcido y apasionado.
Ser poeta es ser valiente, y ser valiente es ser honrado. Ojalá fuera la honradez el fondo que diera forma a toda nuestra poesía.
Agustín Porras