(Selección y traducción de Ángel Guinda)
Quem me dera poder voar
Que falem de mim os gestos, amor,
que falem de mim os gestos deste entardecer e da noite
longo silencio, estranha penumbra a mascarar-se
com a manhã que nasce só.
Mais belo é misturar-me com o sorriso
dessa tua alma cheia de alma
flor única que beijo e transporto nos dedos
que me fizeram à tua imagen
como um pequeno deus transformado em homem.
E nada se compara ao teu sorriso
a esse teu sorriso como linha de horizonte
fumo duma nave elíptica a passar
pelo arredondado da terra, a surcar o veio do mar
abrindo as fontes das serras e os eixos das plantas
os olhares dos homens e o geométrico dos telhados
as grandes quilhas suspensas e o mar a não ter fim
nesse fim a não ter mar ou o teu sorriso ou o teu destino.
Quem dera ser pena ou asa ou algo muito parecido
como um grande manto de nuvens ou a plena claridade
duma madrugada a despontar nos meus olhos.
Ah! Quem me dera poder voar no meio dos teus olhos
queimar-me nas chamas que irrompem do seio dos teus lábios
fustigar-me com o suor que sai em cascatas de vida
em flores de lilás de entre os teus dedos
e adormecer no sonho infinito no meio dos teus abraços.
Não pretendia mais. Tudo o resto poderia nascer igual
com salpicos de todas as formas e olhares
nos gestos idênticos de quem estende as mãos
oferece o corpo. De quem dá a boca.
As manhãs, que viessem floridas, estivais, outonais
primaveris, frígidas. Não me importava. Nada me importava.
Mas que viesses tu, unicamente tu
com o sorriso nas mãos e a alma nos olhos.
Depois, que aparecesse a Natureza e o seu manto.
Quién pudiera volar
Que hablen de mí los gestos, amor,
que hablen de mí los gestos de este atardecer y de la noche:
largo silencio, extraña penumbra enmascarándose
con la mañana que nace a solas.
Es más bello mezclarme con la sonrisa
de esa alma tuya llena de alma,
flor única que beso y transporto en los dedos
que me hicieron a tu imagen
como un pequeño dios transformado en hombre.
Y nada es comparable a tu sonrisa,
a esa sonrisa tuya como línea del horizonte,
humo de una nave elíptica pasando
por la redondez de la tierra, cruzando la franja del mar,
abriendo las fuentes de las sierras y los tallos de las plantas,
las miradas de los hombres y lo geométrico de los tejados,
las grandes quillas suspendidas y el mar que no tiene fin,
con ese fin que no tiene mar o tu sonrisa o tu destino.
Quién pudiera ser pluma o ala o algo muy parecido,
como un gran manto de nubes o la plena claridad
de un amanecer despuntando en mis ojos.
Ah, si pudiera volar en medio de tus ojos,
quemarme en las llamas que irrumpen del seno de tus labios,
azotarme con el sudor que sale en cataratas de vida
en flores lilas entre tus dedos
y adormecerme en el sueño infinito en medio de tus abrazos.
No pretendía más. El resto podía surgir igual,
con salpicaduras de todas las formas y miradas,
con los mismos gestos de quien extiende las manos,
ofrece el cuerpo. De quien da la boca.
Que las mañanas viniesen floridas, estivales, otoñales,
primaverales, heladas. No me importaba. Nada me importaba.
Sino que tú vinieses, únicamente tú,
con la sonrisa en las manos y el alma en los ojos.
Después, que apareciera la Naturaleza y su manto.
A razão do meu sentir de hoje!
Eu quero ser louco.
Deixem-me ser louco.
Loucura não é usar boné
coçar na cabeza, roer um dedo, olhar uma grade
andar num só pé.
Loucura não é olharem-me nos olhos
fumar dum só lado
entre flores de cemitério
uma perna que passa, uma saudade de fado.
Eu quero ser louco.
Deixem-me ser louco.
A loucura é uma casa em que me abrigo
uma luz que me ilumina, uma mão que me segue
e que riu porque a sigo.
Loucura é fazer versos
é mostrar-me, é dizer quem sou
–um dedo, um olhar, um boné–
dos lugares que sinto… dispersos.
Eu quero ser louco.
Deixem-me ser louco
ao menos
Hoje!
¡El motivo de mi sentir de hoy!
Quiero estar loco.
Déjenme estar loco.
Locura no es llevar gorra,
rascarse la cabeza, morderse un dedo, mirar una reja,
andar a la pata coja.
Locura no es que me miren a los ojos,
fumar con dejadez
entre flores de cementerio,
una pierna que avanza, una melancolía de fado.
Quiero estar loco.
Déjenme estar loco.
La locura es una casa en la que me refugio,
una luz que me ilumina, una mano que me sigue
y río porque me sigue.
Locura es escribir versos,
confesarme, decir quién soy
-un dedo, una mirada, una gorra-
en aquellos lugares que siento… dispersos.
Quiero estar loco.
¡Déjenme estar loco
al menos
Hoy!
Se… en realidade
Se eu tivesse tempo de ser tempo
se o tempo tivesse tempo de ser eu
talvez que o tempo fosse mais tempo
e eu tivesse tempo de ser mais eu.
E se tu não existisses?
E se tu não existisses? Se apenas fosses
um secreto lugar onde se escondem as montanhas?
Se ninguém fosse teu, como da terra os oceanos
e os lugares, os dons da luz e da cor?
Poderias ser como o oco das máscaras e dos falsos ocasos
a vulgar penumbra dos locais e dos rostos indescritíveis
um sorriso pleno aos lugares dos corpos
rio paralelo de uma ponte sem margens, sem dor
sem força. E se tu não existisses? Poderias ser
apenas sorriso que se fizesse em lugar reservado
um olhar por entre os corpos que se movimentam
num recinto de dança, entre abraços de ocasião.
Se apenas fosses esse lugar, talvez que os teus olhos
se tornassem azuis de tanto serem verdes. Sorrir-me-ias
com o mesmo encanto con que teus lábios suavíssimos
se me sorriam, pois longe está o corpo do homem próximo
como perto, está o meu de beleza indómita e salvagem.
Lembrei-te, porque se existisses, eras meu corpo
nesta terra de alegria. E como é triste esta terra
de alegria-assim, réstia de um lugar donde se vêem
os olhos, que, de tão sedentos, cegos são.
Si… en realidad
Si yo tuviese tiempo de ser tiempo
si el tiempo tuviese tiempo de ser yo
tal vez el tiempo sería más tiempo
y yo tendría tiempo de ser más yo.
¿Y si no existieses?
¿Y si no existieses? ¿Si apenas fueras
un secreto lugar donde se esconden las montañas?
¿Si nadie fuese tuyo, como de la tierra los océanos
y los sitios, los dones de la luz y del color?
Podrías ser como el hueco de las máscaras y de los falsos ocasos,
la penumbra vulgar de los locales y de los rostros indescriptibles,
una plena sonrisa en los espacios de los cuerpos,
río paralelo a un puente sin orillas, sin dolor,
sin fuerza. ¿Y si no existieses? Podrías ser
apenas una sonrisa hecha en lugar reservado,
una mirada entre los cuerpos que se mueven
en un recinto de danza, entre abrazos ocasionales.
Si apenas fueses ese lugar, tal vez tus ojos
se volverían azules de tan verdes. Me sonreirías
con el mismo encanto con que tus labios suavísimos
me sonreían, pues lejos está el cuerpo del hombre cercano
como cerca está el mío de belleza indómita y salvaje.
Te recuerdo, porque si existieses, serías mi cuerpo
en esta tierra de alegría. Y qué triste es esta tierra
de alegría así, huella de un lugar en el que se ven
los ojos que, de tan sedientos, son ciegos.
As longas horas de encontro
Longamente… a noite
a fácil luz de todos os delírios
de todos estes medos que guardo desde a infancia
essa, que só me soube a trevas e a embuste
a memórias fáceis e desarticuladas
a longas horas de encontro comigo, a sós comigo
com os meus vultos e os meus delírios
a minha imaginação fácil e desempoeirada
acontecida em longas horas de sono vivo e feliz.
Quem me soube ver quando me procurava
nas imensas manhãs de um qualquer dia sem sia?
Quem me soube entender quando me preguntaba
de onde –ou de que lado– vinha a luz
quando se distinguia a sombra incontrolable das trevas?
Quem me soube responder a esse passado
que, de tão recente, tinha a visão da minha orfandade
vista por tantos
e pouco, ou nada, entendida pelos demais?
Foi brevemente longo o meu desespero
a minha ânsia descontrolada
o lado outro, que não era meu, porque o não tinha
e não sabia a quem pedir!?...
Quem fez de-mim o que sou hoje?
Quem se lembrou de me lembrar?
Las largas horas de encuentro
Por mucho tiempo… la noche,
la clara luz de todos los delirios,
de todos estos miedos que guardo desde la infancia,
esa infancia que sólo me supo a tinieblas y engaño,
a recuerdos sencillos y desarticulados,
a largas horas de encuentro conmigo mismo, a solas conmigo,
con mis rostros y mis delirios,
a mi imaginación fácil y desempolvada,
sobrevenida en largas horas de sueño vivo y feliz.
¿Quién supo verme cuando me buscaba
en las inmensas mañanas de un día cualquiera?
¿Quién me supo entender cuando me preguntaba
de dónde –o de qué lado– venía la luz
cuando la sombra incontrolable se distinguía de las tinieblas?
¿Quién supo responderme a ese pasado
que, de tan reciente, tenía la visión de mi orfandad
vista por tantos
y poco, o nada, comprendida por muchos más?
¿¡Fue brevemente larga mi desesperación,
mi angustia descontrolada,
el otro lado, que no era mío, porque no lo tenía
y no sabía a quién pedírselo!?...
¿Quién hizo de mí lo que ahora soy?
¿Quién se acordó de recordarme?