Antología poética de Fernando Merlo
(Selección realizada por Francisco Cumpián y Luis García de Ángela)
Dos cuchillos
son mi pecho.
Uno blanco
y otro negro.
Ayúdame,
que el blanco se está muriendo.
* * *
Acostarse es muy fácil, facilísimo
arrojar la esperanza a la basura
cuando, al fin, no se siente ni se suda
amor, y el hombre se congela vivo.
Pero yo, os lo juro, no estoy muerto;
y no les coloquéis a mis poemas:
«Aquí yace F. Merlo, fue poeta.»
(Poeta, sí, poeta con dos cuernos
enormes, como dos armas en vilo
dispuestas a morder, con agravantes
de chulo, de vulgar, y de asesino
de congéneres cursis, de elegantes
poetisos de salón). Ahí queda el tiro,
y a quien le haya jodido que se aguante.
Las pupilas de Nafa
(hay en las sábanas
un sudor frío
no es hijo tuyo
es hijo mío)
Quién puede oírte con tanta pesadilla
Quién puede oírte con la muerte hasta los labios
cuajando telarañas en tu nombre
Cómo acariciar un muslo
llegar lastimando los huesos
las rodillas y cada trozo vivo
con sangre
Solo
entre hombre y azucena lloras
lloras doliendo pensamientos estirando
las raíces duras
para ver tu medula incompleta
sobrevenir y amar sin palpitantes
senos, sin sexos palpitantes;
blancas, después, las pupilas del cansancio
El amor negado
Desnúdame hacia el centro del árbol incesante
hagamos nuestro pacto hasta la espera
del óbito inicuo y suficiente
los cárabos recorrieron las ciudades
escucha el viento maldecir sus nombres
pero las estrellas se han puesto a besarte las rodillas
entre azucena y calcio las espiroquetas gimen
susurran cantan elevan la simiente
a lo alto las calandrias oscuras del deseo
mancillaba el aire un cántico complejo
hojuelas temblorosas honestas a su altura
respiró como un cedro que huele la manzana
la raíz embrutecida el canal erecto
nos olvidamos juntos al peso de los montes
y no hay amaneceres muriendo por la luna
pues sin obras discurren la túnica de lino
la suelta de las yuntas el cielo del canario
el surco de la tierra la casa y el hocico
(grosella zarzamora verdolaga cruda
escorzo afeminado de un amanecer nuevo)
que ha de terminar los vientres de los homicidas
Elegía por la muerte de Nafa
Nafa murió como morimos todos
su corazón se puso blanco y quieto
Nafa murió como una tarde triste
se podía leer en sus mejillas
la noche
Nafa, amor, qué consuelo verte limpio
tiernos los ojos, tiernas las pupilas,
tierno tú, Nafa, tierno, tierno, tierno,
se puede ver tu carne casi agua
morirse
Los pájaros con sólo ramas tuyas
porque tuyos son, Nafa, los inviernos
cálidos, y pronuncian en su vuelo
las músicas inmensas de los años
felices
Pero te has muerto, Nafa, y te has llevado
un trozo de esta tierra entre los dientes
Nafa ladrón de besos, Nafa célula,
ajeno ya, ya muerto, a toda historia
de mierda
En cada edificio se rompen unos párpados los hombros doblan la exquisita osamenta
... con harapos celestes de prematuros partos
en abril o en agosto pero siempre bajo angustia
para encontrarse y perderse por las mismas ciudades
por cadenas tuneles cadenas oficinas
cadenas hombres de vientre eslabonado
al correr marchando con los pies muy juntos
con las arterias conexas en la sangre
dentro de un caos convertido en orden
con esperanza de feretro y cemento
los ombligos cuadrados de tanta hormigonera...
Desde lejos vinimos acarreando vida osamos abrir el tentáculo del miedo
morir no
hacerse cadaver en la noche aullando
uñas con quietas señales que mascu-
llan clorofila o digieren plasma
entre huellas visibles hasta un abis-
mo un detalle un miembro
me bastarian cinco dedos para asesinar
la mano correre como castigo por de-
tenerla cierro cierras castillos de ace-
ro lejos arena palpitantemente fijos
quietos inmoviles solitarios plomo
gas fusil llegando a esfinge des-
pues aire sol temperatura vertigo
caida y agua
los cristales antes palpitantemente
fijos quietos inmoviles solitarios plo-
mo gas fusil llegando a esfinge
anuncian la venida
Aclaraciones
todo tiene un significado
todo ha sido meticulosamente
preparado para la gran hora
todo está roto a la perfeccion
Pena para mi coño
fuera tu sexo al mar si mientras liba
un cazo un esternon o una cornisa
gravita lengua rigida se triza
por estertores sin prerrogativa
vestida la canal vestida iba
vertida pues ya fibra porque alisa
los pliegues sobre pliegues la camisa
que ciñe las ubres leve y lasciva
nos habla el kargergón de su covacha
insinua esplendor la cucaracha
que fiel contestara una concupisa
el clerigo desata su aguijon
enfila la fatal contestacion
en trance de decir la santa misa
Inicio de destrucción
(fragmento)
Marchar a La Suiza por un reloj
que nos marque la hora; así el desayuno,
así el autobús, del baile a la canana nos divertimos.
Con nuestro reloj al corazón del brazo vamos
o por él con la intención idéntica cada cual a sus formas vamos
detrás del reloj enigma sobrepasando enigmas,
¿Quieres venirte al reloj de los versos?
A por el reloj, palabras que marcarán la hora.
Tu reloj que germina en la aorta del país.
Dispárale el segundero. Perdimos años en recordarlo.
Donde pusiste el algodón, donde prestaron
el apartamento y nos olvidaron a ti a mí,
donde la colcha. ¿Dónde estabas?
¿Y dónde un reloj encuentra su cicuta?
Cótrás
cuda nadalisa
repi nita sava
le quandinaruba
le nuconte taca
adignón sutiva
inantine zala
ibontema oza
legamas legamas
sili sili sili
tama tama tama
Como un volcán
intentando el obstaculo por verte
dos veces tres veces cuatro sigue
suena un tambor azul desde la frente
maricarmen indica que ha llegado
te has quedado de espaldas con la muerte
(el esperma cuajado de violetas
candidas amapolas hechas semen
amargo solo y a la vez tan dulce)
mi boca se sueña sobre tu boca
está el hombre solo la mujer sola
Con otros labios romperás tus versos
sucede en las aguas la locura a las olas
las alas tendidas del cielo hacia ella
empastan la tierra arenosa de fango
observa con ansia los lujuriosos senos
aparecer y volver a retirarse sumisos
y otra vez la locura asesta su golpe
entre los costados tibios del hombre que observa
una ola se yergue carraspea gime
abre los tentaculos limpios a la roca
que cobra su presa de agua a los candidos
mohos marinos que acoge y protege
mientras el hombre teme acabar llorando
porque la locura vuelve hasta la arena
y las olas no pueden vencerla con colores acuosos
ni lanzar su cresta con mayor impetu a los acantilados
observa el hombre atrevido aun mas lejos
¡que locura en sus ojos observando! una ola viene
Poesía de la mierda poesía de la muerte
el pugil al canasto los guantes a la aurora
rendida la esencia qué pierdes qué ganas
ganas de dar la tabarra entre el costado
de hundirte en tus oniricas aguas matinales
tus despojos lubricos por cieno
hasta el ascenso ultimo le quiebras los omóplatos
rompes la botella de pepsi-cola asombrosa
el suelo manchado entreteje bacilos
espirococostuneles ya que tanta suciedad mantiene
el apreton continúa la hazaña
quedan sin oficio grises operarios
se cierra el canje afrontemos dignos
la oda que el dios cinceló por nosotros
sobre un lado darte las desgracias
querido querida los cuadernos debiles
amarga marihuana para humedecer tus labios
¿no podrian cambiarnos por otros limpios?
porque vena es que barre y son pocos
nuestros dedos querido querida
es tarde nos vestimos de piedad y de llanto
salgamos mira (cuanto miedo) espera
aquel cuello no puede la sangre que hace
Trepanación
(fragmento 1)
si has de ver atrás del monte, si el junco o la caña, date cuartelillo, si con otros cesas no compitas con tu hombre y estimarás ineficaces los ritos (mutila cabellos de pubis y cabeza) inicuo por la salvación que el método no trae consigo, si no justificas la parrafada al ajeno no lo hagas en el populoso auditorio de la propia conciencia. Estoy débil todavía a vosotros pronosticando la tranquilidad venidera discípulo de gaviotas que pósanse en azules. Heme desnudo salvajemente saboreando empero alegría o paz cuando no soy rey del cosmos transcurrimos el universo lleno de vida igual a los peces o a la sangre ronca que precipitan los minerales dentro del Mediterráneo no existen preguntas. Estoy dispuesto a volver. Aún me queda cierta claridad aunque discutamos el momento luctuoso. Pobre mutilado en su desvarío ordena una dimensión en el sitio decadente que heredara y prosigue. No basta pergeñar inmisericorde la audacia permisible clavando desde el mismo basurero la insignia. He logrado efluvios. Se me prometía la audiencia. ¿A quién quiero ganar sobre el lecho descansando un trabajo no conseguido?
Trepanación
(fragmento 2)
Decidme ¿Cómo acariciar una barriga? ¡Ah! En mil años aprendería a describir un rostro de labios que repiten la proeza del abdomen respecto a los ojos cutis para mantequilla cabellos esta es la hembra incestuosamente amada que se despoja de su último vestido algo maravilloso vas a hacer no lograron desterrar la hazaña y la dignificas con naturalidad irrumpes el producto del alimento limpio como deleznable mientras, encanto, unta los besos de mi obsesión o manuséala cuando acabas te amo mezclándome con las porquerías aún adheridas me quedo vacío entre ellas bálsamo ocre que eliminarás con la lengua cuando repose agotado sólo busca unos labios que se amolden a los suyos. ¿Volaría con la tórtola?
Trepanación
(fragmento 3)
Por qué, madre, ocurriría alguna vez
de donde desdentado era feliz
Quién me tuvo al dolor sin ser tú
Cómo exigen acciones al que arrojaran
a este rincón seco y peligroso
Volver a ti
abrazo perpetuo
Voy a cruzar los planes
abandonados repetidamente, quizás sean
para que llegue
Vivir
como cuando tú mamá, tanto... tanto...
Poética: escribo (¿digo?) quiero decir las palabras están vacías
Después de hablar viene el silencio, como
el pájaro restaura bornes cálidos
que imberbe colocaste, sueños pálidos
de la fragmentación de tu hombre en plomo;
o azúcar para estatua (con el lomo
tenso de gloria) y uniformes válidos
o poca edad, furioso, ronco, escuálidos
los conceptos[1]: abrir la poma en pomo.
Oficio de escribir[2] profeso, y hago
baja condenación de mi ventura,
que al alma dos infiernos da por pago;
pues conformo el color, y la dulzura
fresca, con rozar lejos del lago.
Siendo agua de luz, nube futura.
Lúcido
Ayer precipitose la cornada
el fuego hacia la ingle atravesando
no se que carne mia o de ninguno
el coñac ensartado la vesicula
abierta ¿hay mas muerte en una espalda?
mi barco hace agua y la destila
no es el llanto del ojo no es el ojo
el pelo no es el pelo no es el pelo
ni la raiz tampoco no es el pelo
ay el ojo ay el pelo desnudense
señores ha llegado la hora septima
desnudense la piel vagina abajo
ganglio pulmon desnuden las arterias
desnudense señoras ya hemos muerto
Epílogo
porque tengo diecimuchos años
y una densa derrota
nunca volvere a enamorarme en ninguna de sus abstracciones
dije
para condenarte solo una balanza
junto al vertice
cerca de un insecto
untoso ante el martirio
no sirvan esas llamas de apaciguo al fuego
que en una carne habita la respuesta
lo sabes
¿has de esperar entonces la lluvia por el mar?
¿o son tus atardeceres los mios menos lluviosos?
¿vuelves a escribir despues de este teatro?
¿que materia?
quien nada tiene que decir
habla del verso
comienzo a preguntarme que tengo que decir
estoy muerto cansado repudiado consumido
A sus venas
Estos cauces que ves amoratados
y de amarillo cieno revestidos
eran la flor azul de los sentidos
que hoy descubre sus pétalos ajados
Besos verdes de aguja en todos lados
hieren la trabazón de los tejidos
y denuncian los brazos resentidos
la enigmática piel de los drogados
Las que llevaban vida y alimento
son tibia cobras de veneno breve
blanco caballo con la sien de nieve
Trotando corazón y pensamiento
que por las aguas de la sangre vierte
con rápido caudal la lenta muerte
Oasis
He calculado hacerme pelo a pelo
porque así no me gusto: carne presa
de las rutinas y del opio, y pesa
para un oscuro y deslumbrante cielo
Las miradas se ocultan como un velo,
y transcurrir la calle es una empresa
que nubla la razón, porque atraviesa
el imposible mar del desconsuelo
No llores más, no empieces. Cumpla el ojo
sus ingratas labores. Tú despierta
lívido al sol extático de rojo
Tal vez tengas la llave de la puerta
porque la vida para ti está muerta
la hiel ajada y el cipote flojo[3]
[1] Por otros o por ti, castrados con el odio. (N. del A.)
[2] Ver la Epístola a Arias Montano de Francisco de Aldana
[3] En la transcripción de algunos poemas se ha respetado la deliberada omisión por parte del autor de las normas ortográficas.