Queridos amigos:
Aunque parece que fue ayer, muy pronto se cumplirán cuatro años desde aquella noche en que hicimos chocar nuestras copas para festejar el nacimiento de esta revista; y es un verdadero placer poder convocaros hoy a la celebración de una nueva (y cada vez más voluminosa) entrega.
“El tiempo pasa… y nos pasa”, recuerdo que leí en un pequeño azulejo que se apoyaba entre los desordenados libros de la casa del bueno de Quiñones la primera vez que le visité. Pasa tan rápido, en efecto, que ya nos separan quince años de su lamentable pérdida, y más de tres décadas de la de su tocayo (y paisano mío) Fernando Merlo, a quien en esta ocasión rendimos homenaje.
Afortunadamente, frente a la frágil naturaleza de su autor, la voz de un verdadero poeta se hace más potente a medida que van sucediéndose las generaciones. Es gracias a sus siempre generosas palabras como vamos perfeccionando nuestro discurso cuantos en este otoño de 2013 aún conservamos la enigmática pero sana costumbre de estar vivos.
Agustín Porras