Leandro Calle
Con el nombre de Córdoba de la Nueva Andalucía, Gerónimo Luis de Cabrera funda el 6 de julio de 1573 la ciudad que hoy conocemos simplemente como Córdoba, en la República Argentina. Situada geográfica-mente en el centro del país, es también una provincia mediterránea que goza de variada naturaleza y una riqueza cultural que hunde sus raíces en la tradición, pero también agita sus ramas hacia lo moderno y novedoso.
Su capital es considerada como una ciudad universitaria, y representa tal vez el binomio dialéctico entre tradición y vanguardia.
En los albores del siglo XX, la Universidad de origen jesuita, fundada en el siglo XVII, reacciona con lo que dio en llamarse la Reforma del ’18, reforma educativa, política y social que fue señera para toda América Latina. De esta ciudad es Luis de Tejeda y Guzmán (1604-1680), primer poeta argentino, de fuerte tono culterano y nacido bajo el dominio español.
Podemos entonces decir que Córdoba, desde sus comienzos, tiene una vin-culación especial con la poesía. Si la figura de Tejeda cobra importancia sobre todo por ser primera, hay una persona insoslayable en el ámbito literario cordobés, y es el poeta Leopoldo Lugones (1874-1938); tanto él como el nica-ragüense Rubén Darío son considerados los padres del modernismo, poetas cuya influencia alcanza hasta nuestros días.
Estos dos nombres bastarían para dar razones de la relación entre Córdoba y la poesía, pero a lo largo de los años y a la sombra de estas y de otras figuras, surgen numerosos poetas en el territorio cordobés. Sería muy extenso referirnos exhaustivamente al movimiento poético de esta provincia argentina y de esta ciudad, pero al menos daremos algunas claves que a nuestro entender son importantes.
Existen y han existido grupos literarios que hoy llamaríamos “colectivos”, que a través de revistas o publicaciones caseras generaron movimientos poé-ticos importantes: El taller del escritor; Laurel-Hojas de poesía y ya en la década del ’70 Raíz y Palabra y Sol Urbano. En estos últimos años son numerosas las agrupaciones de poetas, caracterizados por sus estéticas y estilos diversos. En la ciudad: el grupo Pan Comido, Heptagonal, La Bandada, entre otros. En el interior: en la ciudad de Río Cuarto, Los poetas del Aire; y en Villa Dolores, el grupo Asueto.
A juicio personal, otra de las raíces fuertes que hace de Córdoba un polo poético de envergadura son las numerosas editoriales que surgieron o se forta-lecieron, sobre todo después de la crisis económica y social de 2001. Creo que vale la pena mencionar aquellas editoriales que se dedican exclusivamente o casi exclusivamente a la poesía: Ediciones del Copista, Argo, Alción Editora, Babel, Recovecos, Cartografías, entre otras.
Si bien el caudal de poetas es variado, arriesgamos poner en juego algunos nombres que a nuestro entender quedarán en el futuro como referentes poé-ticos en Córdoba. Seguramente cometeremos algunas omisiones, pero cre-emos que en los poetas que vamos a nombrar hay ya una voz consolidada y una obra madura. Entre otros: Alejandro Nicotra, Julio Castellanos, Rodolfo Rodino, Osvaldo Pol, Glauce Baldovin, Malvina Rosa Quiroga, Marcelo Masola, Arturo Capdevila.
Con esta pincelada breve y rápida acerca de la poesía cordobesa, presen-tamos para la revista El Alambique una serie de poetas actuales de Córdoba que se encuentran entre los 40 y 60 años aproximadamente. La selección, como toda selección, es subjetiva. Los criterios que preferentemente hemos tomado son los que nos advierten que estamos ante una voz madura, una voz propia; asimismo una voz que ya ha salido de sí y ha sido también recibida por la comunidad poética a través de publicaciones, distinciones y antologías. Podremos observar que las voces de los poetas seleccionados son muy diferentes entre sí y dan cuenta del complejo entramado y la riqueza poética que posee Córdoba.
Presentamos esta pequeña antología de poetas cordobeses cuyos nombres son los siguientes: Pablo Anadón, Susana Cabuchi, José Di Marco, Leonor Mauvecin, Sonia Rabinovich, Alejandro Schmidt y César Vargas.